miércoles, 19 de noviembre de 2014

De la muerte y la suerte, no hay quien se escape...

¡Me toca!

Vamos a aprovechar el melón abierto por Lord Cendrero el lunes para profundizar un poco el tema del azar en los juegos de mesa.

Creo que, más o menos, todos los que somos aficionados a los Eurogames, juegos de estilo alemán o como queráis llamarlos, solemos tener una especie de repulsión por la intervención de la dama fortuna en el devenir de una partida. Somos seres sesudos y competitivos y no queremos que el destino tenga absolutamente nada que ver en el resultado final de un envite que puede durar una considerable cantidad de tiempo.


Independientemente de esta animadversión, tenemos que asumir que pocos o muy pocos de los juegos que pueblan nuestras estanterías están libres completamente de la interferencia de los hados. Pero aquí tenemos que hacer varias distinciones, principalmente relacionado en cómo estas variaciones afectan a los jugadores.

Por un lado tenemos la clásica toma de decisiones aleatoria, en la que un elemento azaroso, normalmente dados o mazos de cartas, deciden el resultado de una acción. Esta es, sin duda, la versión más odiosa, porque una alineación de astros puede dar la victoria a un jugador que ha realizado un planteamiento desastroso. De este suelen huir los Eurogamers, yo entre ellos.

Por otro lado tenemos el azar que limita nuestras opciones. Este es mucho más habitual y no tan deleznable, ya que no decide por nosotros, sino que simplemente nos ofrece un abanico de opciones variables ante el que nos tenemos que adaptar. Este tipo de juegos, además, suelen incorporar mecanismos para poder moldear un poco el resultado de ese elemento aleatorio, pero con algún tipo de coste, de forma que tengamos que prepararnos para una posible situación adversa.

Mas de uno anda buscando un campo de estos...
Mas de uno anda buscando un campo de estos...
Por último, tenemos el azar que afecta a todos los jugadores por igual. Este es el más apetecible, ya que, a efectos prácticos, no interfiere en el resultado final y otorga cierto grado de diferenciación entre partidas, de forma que no siempre podamos seguir los pasos que nos condujeron a la victoria en envites anteriores.

Yo, cuando comencé con esta maravillosa afición, intentaba huir desesperadamente de todo tipo de azar, fuese cual fuese su tipo de interferencia. Pero con el tiempo, he aprendido a apreciar cada tipo y sus ventajas, normalmente relacionadas con la rejugabilidad y un menor impacto de la experiencia de los jugadores experimentados. En juegos con cero azar la experiencia suele ser un grado demasiado poderoso, y, hasta que esta no se iguala, el ganador se puede pronosticar con un porcentaje de aciertos elevadísimo.

Y, al fin y al cabo, la suerte está presente en nuestras vidas. Hay días que los delanteros del Betis solo saben disparar a los postes y al travesaño...

¿Qué opinión tenéis al respecto? ¿Seguís huyendo de los juegos con algo de azar? ¿Consideráis que es necesario? ¿Deberían ser los dados y los mazos de cartas erradicados de la faz de la tierra?

¡Te toca, Shei!

5 comentarios:

  1. Soy de la opinión de los de cuanto menos azar, mejor. Mi mala suerte es conocida entre todos mis amigos. Cualquiera que juegue contra mí preferirá (o le convendría preferir) un juego con dados. Fallo más que Jorge Molina!! (chistaco)

    Juegos con azar controlado (los combates de Cyclades, duelos de Carson City) son aceptables. Si tienes mala suerte y no quieres arriesgar, asegúrate de minimizar las opciones de perder, aunque te perjudique por otro sitio. El azar que afecta a todos, si no es controlado, tampoco lo quiero. Alguien puede llevarse la partida fácil jugando peor que otro con mala suerte. Al menos que sea divertido. Un King of Tokyo o un Bajooli Xeet sólo los jugaría asumiendo mi derrota desde el principio, por echar unas risas. Del Catan huyo como de la peste.

    No he jugado a ningún dice-building o deck-buildings más allá del Lewis & Clark, así que no sé qué pensar de ellos. A priori no me cierro, me gustaría darles la oportunidad cuando se tercie.

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  2. El día que los delanteros del Betis saben darle a la pelota ya es un día de suerte xD

    Yo soy firme defensor del azar y del caos en los juegos. Fuera ese control y planificación a 5 turnos, ¡a improvisar se ha dicho!

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  3. Como dices, el azar es un factor de equilibrio frente a la experiencia, pero eso no debería impedir que un jugador con experiencia pueda "controlarlo" o mitigar el impacto en sus acciones. No es más que llegar al punto en que el azar puede romper algo con más opciones.

    Otra cosa es que la mecánica básica que domine el juego sea el azar. En ese caso ya te lo puedes tomar con calma y adorar a los dioses de lo aleatorio. He visto partidas de Catán en las que un jugador no ha pillado ni una oveja por culpa de los dados, y no estaba tan mal colocado.

    De todas formas, últimamente salen juegos que usan dados, tienen azar pero añaden algo que permite equilibrar la balanza (Troyes con el robo de dados, Alien Frontiers) Incluso los fillers con dados rollo Can't Stop, Las Vegas o Piko Piko los usan como base de otras mecánicas tipo tienta tu suerte o mayorías, y en ese caso si se mantiene el equilibrio entre azar y planificación.

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  4. Un tema interesante que comenta Paco es el de "Ponerse a jugar asumiendo el pencar desde el primer momento"

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