lunes, 17 de noviembre de 2014

Los dados son el mal

¡Me toca!

Los dados, esos pequeños hijos de mala baquelita que hacen que un juego se torne en una experiencia gustosísima o en una experiencia horrible preguntándose por qué tú, por qué tú. Hoy, en Turno Partido os hablamos de los dados.

Un señor al que le salió lo que quería y le dieron un diploma por chorreras.
Una cosa que me he dado cuenta a lo largo de probar muchos juegos de mesa, es que no hay nada que más duela que decidir algo con dados. Que tu jugada se vaya al garete por una mala tirada. Y es que, inconscientemente, se tiene que los dados son el demonio y nos arruinan a la primera de cambio como si fueran una impresora y tu tuvieras que imprimir algo urgente.


Sus puntitos son como ojos sin vida sin capacidad de amar.
En la primera versión de Cariño, he encogido a los dados, utilizábamos un dado personalizado que te indicaba la acción obligatoria, y ésto le dolía a todo el mundo. Indistintamente lo que fuera. Aunque fuera disparar y quisieras disparar, no gustaba tirar el dado.

Entonces, intentando ajustar el proto para que entrara en costes, el dado, lo cambiamos por cartas que funcionaran como un evento. Tras las primeras pruebas con gente, nos dimos cuenta de una cosa: 

Si lo que te perjudica es una carta a modo de evento, molesta muchísimo menos, aunque en esencia sea lo mismo. Es simplemente una sensación. 

Jessie Pinkman echándose un Bora-Bora en plena calle.
¡Vamos a Tatuar bitch!

Hay autores que han utilizado los dados como trabajadores sin ningún tipo de azar, como en Praetor, o con algo más de azar como Stefan Feld en alguno de los juegos que ha sacado de la churrera

De hecho, las primeras veces que juegas a juegos de dados en los cuales no se tiran, te vuela la cabeza, porque tu, triste mortal, pensaste que los dados están hechos para ser lanzados y la baquelita o madera (en el mejor de los casos) de la que están hechos, ha sido fabricada para hacerte sufrir y para chafar todos tus planes.


¿Se tiene que tener arte para tirar un dado? ¿Realmente los dados son una forma de vida incomprendida que sólo existe para hacernos la vida imposible?

¿Por qué tanto odio a los dados?

¡Te toca, iMisut!

5 comentarios:

  1. Los dados como decisión son eso, puro azar. Que esto no quiere decir que haya juegos en los que el azar mole. Yo ahora ando megaenchadisimo al Can't Stop, y es la definición clara de un push your luck tirando dados. Pero esa tensión de estar jugandotelo todo a una tirada o plantarte... sublime. Pero no deja de ser un tiradados.

    Otra cosa es juegos en los que estas tiradas azarosas puedan dar al traste con un buen rato de planificación. Esto no suele gustarle a nadie.

    Tampoco olvidemos que muchas veces la inclusión de estos elementos azarosos (ya sean dados o con cartas) se utilizan para compensar el nivel de los jugadores, ya que en juegos con 0 azar, la experiencia es un grado difícilmente superable. Todo dependerá de a quién enfoques tu diseño.

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  2. Y a la vez... no hay nada más emocionante que esas tiradas épicas a última instancia. Todo o nada, baby!

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    1. Épicas cuando te son favorables, deplorables cuando te dan una paliza. xD

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  3. La clave de los juegos con dados es hacer lo posible por tener que tirar los dados. Ni más ni menos. Y muchos juegos tienen ese tipo de mecanismos, lo que pasa que investigar esos caminos en la mecánica de un juego es más complicado o lleva más tiempo que tirar y mentar todo tu árbol genealógico.

    A mi me gusta la tendencia que hay últimamente, y que demuestra en cierto modo la evolución del mundillo, de usar los dados con su punto de azar pero como base en otras mecánicas (dice building, colocación de trabajadores, etc..) Los dados ya no son el único elemento de azar, lo cual no reduce la incertidumbre, pero tampoco te deja esa sensación de que todo pende de un fino hilo.

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